La chirimoya (Annona cherimola) es una fruta tropical originaria de los Andes, conocida por su pulpa dulce y cremosa. Su piel es verde y escamosa, mientras que su interior es blanco, con una textura similar a la del pudín. Este delicioso fruto se cultiva en climas cálidos y templados, siendo especialmente popular en países como Perú, Ecuador y España. La temporada de consumo de la chirimoya varía según la región, pero generalmente se encuentra disponible entre octubre y mayo.

Desde el punto de vista nutricional, la chirimoya es una excelente fuente de vitaminas y minerales. Contiene vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico, y vitaminas del grupo B, que son esenciales para el metabolismo energético. Además, es rica en potasio, un mineral que ayuda a regular la presión arterial. Una porción de 100 gramos de chirimoya aporta aproximadamente 75 calorías, 1.6 gramos de proteínas, 0.6 gramos de grasas y 17 gramos de carbohidratos, así como una cantidad significativa de fibra, lo que contribuye a una buena digestión.

La chirimoya se puede consumir fresca, en batidos, helados o como parte de ensaladas de frutas, lo que la convierte en un manjar versátil y nutritivo.