El vino blanco es una bebida alcohólica elaborada a partir de la fermentación de uvas blancas o de uvas tintas sin la piel, lo que le otorga su característico color dorado o pálido. Dependiendo de la variedad de uva y del proceso de vinificación, el vino blanco puede variar en sabor, aroma y cuerpo, desde los más secos y frescos hasta los más dulces y afrutados. Entre los tipos más conocidos de vino blanco se encuentran el Chardonnay, Sauvignon Blanc y Riesling, cada uno con características distintivas, como la acidez, la suavidad y las notas frutales o florales.
En cuanto a su valor nutricional, el vino blanco tiene un contenido calórico moderado, con aproximadamente 120-130 calorías por cada vaso de 150 ml, dependiendo de su contenido de azúcar. Además, al igual que el vino tinto, el vino blanco contiene antioxidantes, aunque en menor cantidad que los vinos tintos, debido a que la fermentación con las pieles de las uvas aporta más polifenoles. Estos antioxidantes pueden ofrecer beneficios para la salud cardiovascular si se consumen con moderación.
El vino blanco es ideal para consumir en primavera y verano, gracias a su frescura y ligereza, y se marida perfectamente con pescados, mariscos, ensaladas y platos ligeros.










