El queso añejo es un queso curado durante un periodo prolongado, generalmente más de un año. Este proceso de maduración le otorga una textura más seca y firme, y un sabor intensamente complejo, con notas saladas, picantes y un toque ligeramente amargo o afrutado. La prolongada maduración permite que se concentren los sabores, y la pérdida de humedad hace que su consistencia sea quebradiza, lo que puede resultar en la presencia de pequeños cristales de sal y calcio, que aportan una textura crujiente.

Desde el punto de vista nutricional, el queso añejo es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, calcio y fósforo, fundamentales para la salud ósea y muscular. Además, contiene vitaminas A y B12, esenciales para el sistema inmunológico y nervioso. Sin embargo, al ser un queso de larga maduración, tiene un mayor contenido de grasa saturada y sal, por lo que debe consumirse con moderación, especialmente para aquellos que controlan su ingesta de estos nutrientes.

Este queso es ideal para consumir durante todo el año, pero es especialmente apreciado en otoño e invierno, cuando su sabor fuerte y robusto es perfecto para acompañar platos de cuchara, tapas, o disfrutarlo en una tabla de quesos junto a un buen vino.