La pimienta seca es el fruto maduro y deshidratado de la planta de la pimienta, utilizada ampliamente como especia en la cocina. Existen diferentes tipos según su grado de maduración y procesamiento: la negra, obtenida al secar los frutos verdes; la blanca, extraída tras retirar la cáscara de los frutos maduros; y la verde, que se deshidrata sin fermentar para conservar su color. Su sabor es picante y aromático, con notas terrosas y ligeramente cítricas.
Desde el punto de vista nutricional, la pimienta seca es rica en piperina, un compuesto que mejora la absorción de nutrientes y estimula la digestión. También aporta antioxidantes que protegen las células del daño oxidativo, y contiene pequeñas cantidades de vitamina K, beneficiosa para la coagulación sanguínea, y minerales como hierro y magnesio, esenciales para la función muscular y la producción de energía. Su bajo contenido calórico y su capacidad para realzar el sabor de los alimentos la convierten en una especia ideal para una alimentación saludable.
Se puede consumir durante todo el año, ya que su proceso de secado permite una larga conservación. Es utilizada en innumerables preparaciones, desde salsas y guisos hasta carnes, pescados y ensaladas, aportando profundidad y un toque especiado a los platos.