La pimienta fresca es el fruto inmaduro de la planta de la pimienta, caracterizado por su color verde brillante y su sabor ligeramente picante y aromático. Se cultiva en climas cálidos y húmedos, donde prospera en suelos bien drenados y ricos en materia orgánica. A diferencia de la pimienta seca, su versión fresca ofrece una textura crujiente y un sabor más suave, lo que la hace ideal para diversas preparaciones culinarias.

Desde el punto de vista nutricional, la pimienta fresca es una buena fuente de antioxidantes, que ayudan a combatir el daño celular y reducen la inflamación. También aporta pequeñas cantidades de fibra, beneficiosa para la digestión, y contiene vitamina C, esencial para fortalecer el sistema inmunológico. Además, proporciona minerales como el potasio, que contribuye a la función muscular y al equilibrio de líquidos en el cuerpo. Su compuesto activo, la piperina, es responsable de su ligero picor y de sus propiedades estimulantes para el metabolismo.

Su temporada óptima de consumo es en verano y otoño, cuando se encuentra en su mejor estado de frescura y sabor. Se puede utilizar en salsas, encurtidos, guisos y como condimento en platos frescos, aportando un toque especial a la gastronomía.