El pan blanco de trigo es uno de los tipos de pan más comunes y tradicionales en muchas culturas. Está elaborado principalmente con harina de trigo refinada, agua, levadura y sal, lo que le da una textura suave y esponjosa, así como un color blanco característico. Este pan se destaca por su sabor neutro y su versatilidad, ya que se puede usar para hacer sándwiches, tostadas, acompañar comidas o simplemente disfrutarlo con mantequilla o mermelada.

En términos nutricionales, el pan blanco de trigo es una buena fuente de carbohidratos que proporcionan energía rápida, aunque debido a la refinación de la harina, pierde parte de su contenido de fibra, vitaminas y minerales en comparación con el pan integral. Algunas versiones de pan blanco pueden ser enriquecidas con vitaminas y minerales añadidos, como el ácido fólico y hierro, para mejorar su perfil nutricional.

El pan blanco de trigo es consumido en todo el año y es especialmente popular en desayunos y meriendas. Sin embargo, al ser un producto procesado, se recomienda consumirlo con moderación, ya que su alto índice glucémico puede afectar los niveles de azúcar en sangre si se consume en exceso.