El tomillo (Thymus vulgaris) es una planta aromática perenne, originaria de la región mediterránea, que se utiliza tanto en la cocina como en la medicina tradicional. Es muy valorado por su sabor y aroma intensos, y se adapta fácilmente a distintos tipos de suelos, lo que lo convierte en una planta ideal para cultivar en macetas. El tomillo crece como un arbusto bajo con hojas pequeñas y estrechas de color verde grisáceo, que se cubren de flores moradas o blancas durante su época de floración.
En cuanto al mantenimiento, el tomillo requiere suelo bien drenado y ligeramente seco. Es muy resistente a la sequía, por lo que no necesita riego constante, pero sí debe asegurarse de no encharcarse, ya que el exceso de agua puede pudrir sus raíces. Prefiere lugares con luz solar directa para favorecer su crecimiento, por lo que una ubicación soleada es esencial. Además, es conveniente podarlo regularmente para estimular un crecimiento compacto y evitar que se vuelva leñoso.
La época de siembra ideal para el tomillo es en primavera o al final del invierno, cuando las temperaturas son moderadas. Puede cultivarse en macetas durante todo el año, y su propagación se realiza fácilmente mediante esquejes. Con un buen cuidado, el tomillo puede prosperar durante muchos años.