Las costillas son un corte de carne que proviene de la parte torácica de animales como el cerdo, la vaca o el cordero. Son muy apreciadas por su sabor y textura, especialmente en la cocina de barbacoa o a la parrilla, donde se cocinan a fuego lento para obtener una carne tierna y jugosa. Las costillas de cerdo son las más comunes y populares, pero las de vaca y cordero también son muy valoradas en diversas tradiciones culinarias.

Desde el punto de vista nutricional, las costillas son una buena fuente de proteínas de alta calidad, que son esenciales para la reparación y crecimiento de tejidos, y para el mantenimiento de la masa muscular. Contienen grasa saturada, lo que las convierte en un alimento energético. También son ricas en vitaminas del complejo B, especialmente B12, que es importante para el sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos. Además, las costillas aportan minerales como hierro, fósforo y zinc, que favorecen la salud ósea, la función inmunológica y la regeneración celular.

La temporada de consumo de las costillas varía, pero se consumen todo el año, especialmente en fiestas, barbacoa o en celebraciones familiares. En algunas regiones, las costillas son un plato esencial durante el verano, cuando se organizan parrilladas al aire libre.