La almendra verde es la versión inmadura de la almendra (Prunus dulcis), cuando aún está envuelta en su cáscara verde y aterciopelada. Se cosecha antes de que el fruto endurezca completamente y es muy apreciada por su sabor fresco y ligeramente ácido, con una textura tierna y jugosa. Se consume en algunas regiones mediterráneas como un manjar de temporada.
Desde el punto de vista nutricional, la almendra verde contiene menos grasas que la almendra seca, pero es rica en vitamina E, un antioxidante que protege las células del daño oxidativo. También aporta vitamina C, en menor cantidad, y minerales como potasio, calcio y magnesio, esenciales para la salud ósea y muscular. Su contenido en fibra favorece la digestión, y su sabor suave la hace ideal para consumir cruda o en ensaladas.
Su temporada óptima de consumo es en primavera y principios de verano, cuando las almendras aún no han madurado completamente. Se pueden comer frescas, con o sin la piel exterior, y en algunos lugares se disfrutan con sal o en preparaciones gourmet.