Las galletas de mantequilla son un clásico de la repostería, conocidas por su textura crujiente y ligeramente arenosa, además de su delicioso sabor a mantequilla. Su receta tradicional incluye harina, azúcar, mantequilla y huevo, aunque en algunas versiones se aromatizan con vainilla, canela o ralladura de cítricos. Son populares en muchas culturas y suelen servirse con café, té o chocolate caliente.
Desde el punto de vista nutricional, estas galletas aportan hidratos de carbono provenientes de la harina y el azúcar, proporcionando energía. La mantequilla les otorga grasas y vitaminas liposolubles, mientras que el huevo añade proteínas y otros nutrientes esenciales. Sin embargo, debido a su alto contenido calórico y en azúcares, se recomienda disfrutarlas con moderación dentro de una alimentación equilibrada.
Se pueden consumir todo el año, aunque son especialmente populares en invierno y durante las festividades navideñas, cuando se preparan en formas decorativas y a menudo se regalan en cajas metálicas. Son ideales para acompañar bebidas calientes y pueden decorarse con chocolate, glaseado o azúcar glas para darles un toque especial.