El rábano negro es una raíz comestible de forma redonda u oblonga, con una piel gruesa y oscura que varía entre negro y marrón. Su interior es blanco y crujiente, con un sabor intenso y picante, más pronunciado que el del rábano rojo. Se cultiva en climas templados y fríos, prefiriendo suelos sueltos y bien drenados para un desarrollo óptimo.
Desde el punto de vista nutricional, el rábano negro es una excelente fuente de fibra, favoreciendo la digestión y el tránsito intestinal. Contiene vitamina C, que refuerza el sistema inmunológico y contribuye a la producción de colágeno. También aporta compuestos azufrados, como los glucosinolatos, con propiedades antioxidantes y beneficios para la salud hepática. Su contenido en potasio ayuda a regular la presión arterial y la función muscular. Además, es bajo en calorías y tiene propiedades depurativas, siendo utilizado en algunas dietas para estimular la función del hígado y los riñones.
Su temporada óptima de consumo es en otoño e invierno, cuando alcanza su mejor sabor y textura. Se puede consumir crudo en ensaladas, rallado en vinagretas, o cocido en sopas y guisos, aportando un toque picante y aromático a diversas preparaciones.