La rúcula, también conocida como arúgula, es una hoja verde de sabor distintivo y ligeramente picante que se ha vuelto muy popular en la cocina contemporánea. Esta planta de la familia de las crucíferas es conocida por su textura crujiente y su sabor característico, que aporta un toque de frescura y complejidad a una variedad de platos.
Desde el punto de vista nutricional, la rúcula es una excelente fuente de vitaminas y minerales esenciales. Es particularmente rica en vitamina K, que es importante para la salud de los huesos y la coagulación sanguínea, así como en vitamina A, que es beneficiosa para la salud de la vista y la piel. También es una buena fuente de antioxidantes y compuestos fitoquímicos que pueden ayudar a proteger el cuerpo contra el daño de los radicales libres.
La temporada de consumo de la rúcula varía según la región, pero generalmente es más abundante durante los meses de primavera y otoño, cuando las temperaturas son más moderadas. Sin embargo, la rúcula se puede encontrar en el mercado durante todo el año gracias a su creciente popularidad y a las técnicas de cultivo en invernadero.
La rúcula se puede disfrutar cruda en ensaladas, sandwiches y wraps, o también se puede cocinar ligeramente y agregar a platos calientes como pasta, pizza o salteados. Su sabor distintivo y su versatilidad en la cocina la convierten en un ingrediente imprescindible para cualquier amante de la gastronomía saludable.